lunes, 11 de mayo de 2009

El Templo

Andaba descalza por el camino, sintiendo el frío mármol en sus pies. Sabia que tenia que ir al templo, algo se lo indicaba. Cuando llegó a la entrada, subió los tres peldaños despacio, temiendo equivocarse. Posó su mano en la columna, buscando un apoyo para continuar. En ese instante sintió una fuerza que se apoderaba de ella, llenándola de una solemnidad que nunca hubiera creído tener.

Caminó hacia el altar, sin dudas, segura de si misma, haciendo caso omiso a las miradas que le dirigían aquellos seres. No podía verlos, pero notaba su presencia: eran reyes y reinas de la antigüedad. Se encontraban entre las columnas, ocupando el lugar que les correspondía en el trono.

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